NUESTROS CAMINANTES
Calvin Royal III
Calvin está especialmente comprometido a mejorar el acceso al mundo del ballet, porque su propio camino hasta la cima ha estado lejos de ser típico. En 2017, se convirtió en el tercer bailarín de color en ser designado primer bailarín en los 84 años de historia del ABT. También es el primer hombre de color en ostentar este título en más de dos décadas. Calvin creció en Tampa, Florida, y mostró pasión por la danza desde muy joven, pero no tomó lecciones de ballet hasta los 14; un comienzo inusualmente tardío en un mundo donde algunos bailarines comienzan su formación desde pequeños. A los 17, ganó una beca para la Escuela Jacqueline Kennedy Onassis del ABT, pero mudarse a la ciudad de Nueva York para continuar su formación resultó ser una curva de aprendizaje pronunciada.
"Estaba rodeado de bailarines de ballet que habían estado entrenando toda su vida. Entonces me di cuenta de cuánto haría falta para ponerme al día", recuerda. "Cada vez que miraba alrededor de la sala no veía ninguna diversidad real". Calvin admite sin reparos que a menudo se sentía "aislado". Abrirse a sus compañeros era difícil, porque también eran sus competidores. "Sabías que todos allí se esforzaban por ganarse un lugar en la compañía, lo que solo unos pocos lograrían", dice.
Cuando sos primer bailarín, también te convertís en un modelo a seguir. La responsabilidad recae sobre tus hombros para asegurarte de que la próxima generación sepa que no solo somos artistas, sino que también estamos impulsando la expresión artística hacia adelante de una manera auténtica y accesible
El talento y el arduo trabajo de Calvin lo ayudaron a desafiar las probabilidades, pero su mayor orgullo es haberlo logrado sin sacrificar su sentido fundamental de sí mismo. "Hubo momentos en que sentí que ser abiertamente gay me obstaculizaría, o el hecho de ser negro me obstaculizaría, pero mi impulso y determinación me ayudaron a seguir adelante", dice.
Está especialmente orgulloso de Touché, un nuevo ballet centrado en el amor masculino, que realizó en 2020. "Era la primera vez que trabajaba en un ballet tan estrechamente ligado a mi propia experiencia de vida", y señala que Touché no era solo una historia sobre una pareja gay, o incluso una pareja gay interracial, sino una firmemente arraigada en nuestra humanidad colectiva. "Resonó no solo entre aquellos que son miembros de la comunidad LGBTQIA+, sino entre todos. Fue entonces cuando me di cuenta de que estábamos cambiando vidas y percepciones sobre el amor".